EL APARECIDO.
Como los ángeles de ojo fiero,
volveré a tu alcoba
y me deslizaré hasta ti sin ruido
con las sombras de la noche;
y te daré, morena mía,
besos fríos, como la luna,
y caricias de serpiente
que van reptando en torno a una fosa.
Al llegar la lívida mañana,
hallarás mi sitio vacío
y hasta el anochecer seguirá frio.
Como otros por la ternura,
en tu vida y en e tu juventud,
por el terror quiero reinar.
Ch. B
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